Lo que realmente hace pertinente la inclusión de canciones en el guión es que se haga con un criterio determinado, no de manera gratuita. Y el mejor criterio es que el contenido de la canción tenga que ver con aquello que estamos viendo en la historia en general y con la escena o escenas en las que oímos la canción en particular. De esta manera estamos enriqueciendo la experiencia emocional del espectador en ese momento de la historia.
Los ejemplos son innumerables, como innumerables son las películas, las series o los documentales que utilizan este recurso. En Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder, el Punto Medio de la historia es la interpretación de Marilyn Monroe de I wanna be loved by you (Quiero ser amada por ti), momento en el que, tras conocer al personaje de Tony Curtis, se siente enamorada hasta los huesos y dice que quiere ser amada por él y por nadie más.
Sin embargo, ya en el tercer acto, Marilyn interpreta I'm through with love (Estoy harta del amor), en la que se representa su estado emocional en ese momento: desengañada con el amor y harta de sufrir por ello una y otra vez.
Otro ejemplo mítico de la historia del cine es el de la escena del granero en Único testigo, de Peter Weir, en la que el personaje de Harrison Ford está junto al de Kelly McGillis, una mujer atractiva que se debate entre el puritanismo de su cultura amish y la atracción por John Book. Ella, producto de su cultura y sus tradiciones, es una mujer con escasos conocimientos más allá de una vida básica de gestión de los recursos naturales a su alcance, pero con la certeza de que quiere a ese hombre. En esta escena oímos Wonderful world (Mundo maravilloso), de Sam Cooke.
La letra de la canción lo dice todo: no sé mucho de casi nada, pero lo que sé es que te quiero y que, si tú me quisieras a mí, éste sería un mundo maravilloso.
Claro que también podéis jugar con la letra de la canción en un tono irónico, como en aquella escena (que no consigo encontrar, por cierto) en la que una doctora está haciendo una exploración rectal a un hombre tendido bocabajo y humillado en una camilla, mientras se oye la canción de James Brown This is a man's world.
Siempre que esté justificado... como un determinado plano.
ResponderEliminarEl máximo y paradigmático ejemplo de justificación desde el guión de algo que condiciona la película: "Cómo ser John Malkovich". Con dos cojones!!!
¿ cuánto pueden costar los derechos para este recurso del guionista, maravilloso por otra parte ? ¿ Puede llegar a ser más barato la composición de un tema original que el uso de un tema en concreto?
ResponderEliminarGracias por participar, Raúl. Los derechos de reproducción y de adaptación musical pueden ser desde gratis porque al autor y a la distribuidora les venga bien la promoción, hasta un pastizal si el tema es la bomba. En cualquier caso, esos son asuntos de producción, lo cual no quiere decir que el guionista deba obviar. Es siempre recomendable tener presente para qué tipo de producción estás escribiendo y cuál es su mercado.
EliminarPero para que tengas una referencia de una película en la que yo trabajé, la canción de Alaska "Bailando" costó a la productora 6000€.